Hoy han sido las natillas las que han engalanado nuestra mesa y han seducido a nuestro paladar, es otro postre tradicional que se puede elaborar fácilmente y nos permite desterrar los postres preparados que nunca serán lo mismo que los que hagamos con nuestras manitas. La clásica receta de natillas suele servirse con canela o con galletas tipo María, ambas cosas o con lo que más agrade al comensal. Yo soy de las que pongo canela en cada cucharada, salvo excepciones.
Ingredientes: 1 litro de leche. 6 yemas de huevo. 150 grs de azúcar. Un trozo de piel de limón. Una vaina de vainilla. Una ramita de canela (opcional). 40 grs de maizena (podéis disminuir o aumentar la cantidad según prefiráis la consistencia, más líquida o más espesa).
Preparación:
- Poner la leche en un cazo, reservar un vaso de leche en el que disolveréis la maizena. Acompañar la leche con la piel de limón, la vainilla y la canela, y ponerla a calentar.
- En un cuenco amplio, verter las yemas y el azúcar, batirlas y incorporar la leche con la maizena disuelta y mezclar bien.
- Cuando la leche rompa a hervir, retirarla del fuego y dejar un par de minutos para que infusionen las especias. Retirarlas (limón, vainilla y canela) e incorporar el contenido del cuenco al cazo de la leche.
- Cocer a fuego lento sin dejar de mover con una cuchara de madera (no debe hervir en ningún momento), hasta que la textura de las natillas esté ligeramente espesa. Llegado este punto, vierte las natillas en las copas, a través de un colador para evitar que haya algún grumito, dejar enfriar a temperatura ambiente y después reservar en el frigorífico.